Salir del pozo requiere que te conviertas en protagonista y dejes de sentirte víctima.
Hemos sido llamados a ser protagonistas de nuestras vidas. Los protagonistas esperan en Dios pacientemente antes de actuar, los protagonistas ven la vida con optimismo y se convierten en los gerentes de sus vidas.
Hay un cuento atribuido a Mariano Osorio que motiva a reflexionar sobre esta importante actitud y carácter del protagonista de la vida.
“Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal rebuznó por horas anunciando su desdicha. En tanto el campesino luego de buscarlo y ser guiado por los rebuznos del burro, lo encontró y buscó la forma de ayudarle a salir. Al ver que el pozo era hondo y no tenía una forma de sacarlo sin causarle daño, tomó una decisión práctica. Primero consideró que el burro ya estaba viejo y de todas maneras, ya había cumplido con su misión. Por otro lado el pozo necesitaba ser tapado con urgencia, así que echando tierra podría solucionar ambos problemas a la vez. Con ese fin pidió ayuda a sus vecinos.
Cada uno tomó una pala y empezaron a echar tierra al interior del pozo. El burro al notar lo que se le venía encima empezó a rebuznar con más fuerza pero después de un rato se aquietó. La gente no lo veía y pensaba que habría quedado enterrado, así que decidió seguir echando tierra encima. Lo que realmente sucedía era que el burro cada vez que le caía una palada de tierra, se sacudía y subía sobre el montón de tierra que se formaba.
Al poco tiempo para sorpresa de todos, empezaron a verse las orejas del burro que, apoyándose en la tierra que se sacudía y caía al suelo, estaba logrando elevarse. Cuando llegó a la altura de la boca del pozo, dando un salto, salió corriendo disfrutando de su libertad, dejando boquiabiertos a sus supuestos enterradores.”
¿Alguna vez sentiste que cuando estabas abatido/a, aparecían personas dispuestas a, en lugar de echarte una mano, echarte más bien una palada de tierra encima? Cuando estabas deprimido/a y con la autoestima baja, aparecían personas que querían sepultarte? Que querían anularte, “ralearte”, “ningunearte” evitar que seas protagonista de tu vida.
Esta narración nos ayuda a revertir la situación de nuestra realidad y sus circunstancias y nos ayuda a revertir la adversidad en oportunidad y desafío.
Podemos aprender de este burro, que no se dejó llevar por pensamientos negativos, tampoco se enganchó en las críticas o juicios que le hicieron, no se quedó pensando en el pasado, en todo lo bueno que había hecho y que ahora con eso le pagaban, no se quedó quieto aceptando las circunstancias. Se sacudió la tierra la utilizó para subir y salir del pozo. El salmista nos reanima:
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” (Salmo 40:1-3).
Oremos: Señor a quien podemos ir sino a ti que eres nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio y amparo. Te alabamos porque nos sacas de tierra cenagosa y nos colocas en el camino que lleva a la Vida. En ti confiamos. Amen.