44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen. 45 Así ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo; pues él hace que su sol salga sobre malos y buenos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. 46 Porque si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué premio recibirán? Hasta los que cobran impuestos para Roma se portan así. 47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los paganos se portan así.     (Mateo 5:44-47 )

 

En los registros de las “Memorias” de Marco Polo durante su presencia en Asia, esta una peculiar historia de estrategia para convertir a los enemigos en amigos.

Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de su imperio había una insurrección, dijo a los ministros de su gobierno y a los jefes militares que lo rodeaban: “Vamos. Seguidme. Pronto destruiré a mis enemigos.”

Cuando el emperador y sus tropas llegaron a donde estaban los rebeldes, él trató amablemente a éstos, quienes sorprendidos por su proceder pacífico y sin el menor rasgo de venganza, decidieron por su propia voluntad, someterse nuevamente en disciplina a la autoridad del Emperador, como prueba de su gratitud a su actitud.

Todos los que formaban el séquito del emperador  se sintieron desconcertados y frustrados. Ellos pensaron que el Emperador ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se habían sublevado contra él; pero se sorprendieron en gran manera al ver que el emperador trataba humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido rebeldes.

Entonces el primer ministro preguntó con enojo al emperador: ¿De esta manera cumple vuestra Excelencia su promesa? Dijisteis que veníamos a destruir a vuestros enemigos. Y los habéis perdonado a todos, y a muchos hasta con cariño los habéis tratado.

Entonces el emperador, con actitud generosa, dijo: Os prometí destruir a mis enemigos; y todos vosotros veis que ya nadie es enemigo míoa todos los he hecho mis amigos.

Cuando nosotros estamos molestos con alguien, porque alguien no nos cae bien, es molesto para nosotros, piensa diferente o su presencia nos causa conflicto,  encontramos la solución cambiando de personas. Es muy fácil  realizar el cambio de personas.  De lo que se trata es lograr el cambio en las personas.  Dios nos llama a lograr el cambio en las personas con nuestro amor, principalmente a aquellos que nosotros consideramos nuestros enemigos, los otros/as, los/as diferentes.

Jesucristo nos enseñó este camino, con su mandamiento de Amar al Prójimo y con nuestro amor lograr el cambio, como él lo hizo entregándose por amor a la muerte que produce con su Resurrección un cambio en la persona pecadora (o sea en todos nosotros). Renacemos como un nuevo ser, libre de culpas.  Jesús nos dice:

12 Mi mandamiento es este: Que se amen unos a otros como yo los he amado a ustedes. 13 El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos. 14 Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho. (Juan 15: 12 – 15)